
IMAGEN CULTURAL
Es un hecho, que al hablar del Valle del Jerte lo primero que se nos viene a la cabeza es el cerezo en flor y su preciado fruto. Este cultivo con tanta tradición se ha convertido en la imagen y la vida del Valle del Jerte.
La mitología popular atribuye la consolidación del cerezo a un zar ruso. Cuenta la leyenda que dicho zar buscó refugio junto con su esposa en el Valle del Jerte y, para contentar a esta que añoraba las nieves de su tierra, decidió simularlas al menos una vez al año a través del cultivo del cerezo y sus blancas flores. De esta forma, el propio zar sería el responsable de que cada año; entre finales de marzo y principios de abril, miles de cerezos tiñesen de blanco cual nieve todo el Valle del Jerte.
De todas formas, con leyendas o sin ellas; la presencia de los cerezos en el Valle está datada incluso desde el siglo XVII, dado el esfuerzo durante años de los agricultores locales que convirtieron las tierras y laderas asilvestradas de la comarca en una zona de cultivo con sucesivos bancales.
También, encontramos autores como Miguel de Unamuno que pareció mostrar un afecto especial por Extremadura, haciendo referencias acerca del Valle del Jerte describiéndolo como ``una mancha verde en el blanco espinazo de Gredos´´ o, sobre la Sierra de Gredos, apuntando que sus picos estaban ``casi siempre canos por las nieves´´. Además, Unamuno dedicó un capítulo de Andanzas y Visiones Españolas a Las Hurdes; una mancomunidad española situada en el extremo norte de la provincia de Cáceres.